miércoles, 12 de septiembre de 2012

Diario de un aficionado

Te levantas por la mañana y miras el cielo. Sabiendo o no las previsiones, siempre alegra ver algunas nubes que decoran el cielos por la mañana. Alguna rojiza, amarillenta o anaranjada. Algo.
Si cuando te levantas y abres la ventana, no ves ninguna, lo primero que se te viene a la cabeza es:
"Puñetero Anticiclón".

La afición consiste en irse acostumbrando al Anticiclón cuando lo hay, y no perder nunca la esperanza de que algún día lloverá, mirando los modelos, siempre tan generosos en lluvias en cuanto a largo plazo se refiere y tan rácanos cuando de verdad se cumple.

Te sientas en frente del ordenador, y si no estás en casa, ningún lugar es malo para ver con el móvil la última actualización de los modelos, ya que cuando pronostican tiempo más revuelto, es cuando más te interesa. Aquí pueden ocurrir varias cosas. La primera de ellas es que lo mires para un corto-medio plazo y sea bueno en cuanto a lluvias. Entonces te alegras, porque aunque varíen, lo suelen hacer ligeramente, y por tanto, si se ha pronosticado lluvia, lo más probable es que en más o menos cantidad las tengas. La segunda es algo más seria, y es que por mucho que mires, los modelos no ven ni gota de agua. Han cambiado de un día para otro y se van confirmando en sus nuevas salidas. A mi personalmente, es lo que peor me sienta. Supongamos que estaba prevista una próxima semana llena de lluvias asociadas a una Borrasca, pero como los modelos te la sitúan más al Oeste, te quedas sin gota.
Estos bandazos en los modelos se suelen producir en épocas con tiempo revuelto, cambiante, como son el otoño y la primavera. Durante el invierno y el verano, los modelos, por lo general, son mucho más "estables" en sus previsiones.

Si al mirar los modelos, estos insisten en tiempo anticiclónico (y más conociendo a "nuestro" Anticiclón), hay ocasiones muy claras en las que te puedes olvidar de ver movimiento en la atmósfera. Semanas de sol y más sol a las que no ves fin.

Aunque mucha gente prefiera el sol y el ambiente estable, queda decir que para los aficionados como yo, ese tiempo es el más monótono y aburrido. Día tras día ves meteogramas planos, ni un pico de inestabilidad, soles por todos los lados, ni un frente barriendo la península...nada. Por eso, yo suelo aprovechar esos días en los que no hay lluvias a la vista en descansar un poco. Entonces, desconecto completamente e intento disfrutar de ese tiempo (algo de partido habrá que sacarle).

Esta afición también tiene su "aquel". Coincidiendo con las vacaciones de verano, que es cuando uno más tiempo libre tiene, dedicarse a mirar modelos, a veces es perder el tiempo. Semanas de sol y de tiempo caluroso se imponen en todos los modelos. En otras ocasiones, no es una pérdida de tiempo, ya que un cambio repentino en los modelos, puede llevar consigo una tarde de tormentas y chaparrones. 

Cuando comienza el curso universitario, trabajos, laboratorios y estudios en general, coincide con el otoño, invierno y primavera. Épocas del año que, desde la vista de un aficionado a la meteorología, son las más "movidas" e interesantes. Tormentas de otoño, temporales en invierno, nevadas intensas, cotas de nieve rozando Madrid, encontrarse la capital blanca (o no debido a pequeños factores), lluvias, y chaparrones de primavera... Hay que saber siempre anteponer tus estudios o tu trabajo a una afición como esta, por mucho que no guste.

Siempre está el día en el que tienes movimiento (está lloviendo, hay chubascos o tormentas) y tus amigos cancelan sus planes para esa tarde. Tú insistes en quedar, aunque diluvie, con tal de sentir el aguacero encima tuyo, utilizar el paraguas o ver como la ciudad o el pueblo se encharca. Si finalmente se queda, y como tus amigos te conocen por tu afición al tiempo, siempre hay alguna referencia a la situación: "¿Cuándo crees que va a parar?", "¿qué se espera esta noche?"... Pero no sólo ellos hablan del tiempo, sino a veces tú mismo: "Mira esa nube con forma de coliflor, es un cúmulo, si viene, quizá deje lluvia...esa fina de allí, no deja lluvia, es un cirro..." Y así tus amigos aprenden un poco sobre meteorología que luego en futuras ocasiones sacarán a la luz diciéndote cosas como: "Mira, esa nube que me enseñaste el otro día. Es un estrato...no! no! un...jobar, esas nubes altas finas y rotas..." Les acabas ayudando diciendo: "Un cirro..." - Eso! Eso!- .
A veces son ellos mismos quienes lo saben. Si de verdad te prestan atención cuando se lo dices, se les queda. Porque a veces, la catarata de información sobre el tiempo que sueltas es tan grande que claro, cualquiera te sigue el ritmo...

Estas y muchísimas más cosas componen el mundillo de la meteorología. Los aficionados y en muchos casos, reporteros y fotógrafos incondicionales repartidos por toda la geografía de nuestro país, disfrutamos con esta ciencia casi como un niño pequeño. Seguimos modelos, hablamos sobre sus actualizaciones, sus futuras salidas, reunimos datos, compartimos fotos... Con esto puedes saber en ese mismo instante si en Badajoz acaba de caer un chaparrón, si en Bilbao tienen nubes bajas, si en Barcelona andan con tormentas, si en Valencia tienen nubes altas o si en Sevilla luce el sol.

Estupenda es esta afición y estupenda es la gente quién la compone. Gracias!!







miércoles, 5 de septiembre de 2012

El verdadero daño de los incendios

Este verano en España, pocos han sido los que no han escuchado un helicóptero, un hidroavión o un camión de bomberos cerca suyo.
Todos los veranos se producen incendios a los que no nos acabamos de acostumbrar, pero que, acaban siendo el mínimo común múltiplo del verano español.
Desde el Satélite se podía observar los graves incendios de Valencia. El humo, hacia el NE recorriendo distancias kilométricas.
Desgraciadamente, este verano ha sido en el que se han dado las peores condiciones para su activación y posterior expansión (más de 165.000 hectáreas calcinadas). A un invierno con poca nieve, le siguió una primavera con pocas lluvias, que definitivamente abandonaron nuestro país a mediados de la estación. Estos precedentes se suman a las condiciones meteorológicas de este verano. Un verano extremadamente seco en cuanto a lluvias, con altas temperaturas (olas de calor...) y humedades relativamente bajas, han hecho explotar este barril del pólvora.
Sólo el 5% de todos los incendios este año ha sido por causas naturales. El otro 95% tiene su origen en el hombre. 
Cuando oímos en los medios "provocado" quieren decir que tiene su origen en el hombre, pero puede ser intencionado (como lanzar una lata con líquido inflamable en el incendio de Robledo de Chavela) o no (fruto de un accidente).
Se pueden observar tres focos simultáneos (señal inconfundible de la intencionalidad es el incendio de Robledo de Chavela)
Sea como sea, se quema bosque y se quema vida. Muy lejos del impacto paisajístico que tiene un incendio sobre un monte verde lleno de pinos, hay una enorme variedad de seres vivos que forman ese ecosistema. Musgos, líquenes, bacterias, hongos que aunque, a simple vista no parezcan importantes, son la base de todo un bosque. Ecosistemas delicados en los que un árbol, que se alimenta de las sustancias y nutrientes del suelo, ofrece comida a una ardilla, y esta sirve de alimento a un buitre leonado, por poner un ejemplo. En menos 10 minutos, todo este ciclo puede quedar carbonizado.
El fuego bajo, el que se arrastra por el suelo, supone una gran amenaza para la naturaleza. Calcina todo lo que queda a su paso, destrozando por completo la capa con más nutrientes del suelo (humus, sales minerales...) en la que viven y de la que dependen una multitud de organismos.
Si el fuego arrasa árboles y arbustos, éste queda totalmente desprotegido, ya que no dispone de la sujeción que ofrecen las raíces. Es entonces cuando los agentes externos (lluvia, nieve, viento...) comienzan a erosionar el terreno. La capa superficial de nutrientes que existía antes, desaparece, es arrastrada por la escorrentía (agua superficial que discurre cuando llueve), quedando un suelo estéril, y por tanto, sin nutrientes para el crecimiento de futuras generaciones.
Todos los seres vivos capaces de desplazarse (aves, mamíferos, anfibios...) se alejan forzosamente de su ecosistema hacia otros lugares donde puede que no encuentren las condiciones favorables de supervivencia y acaben muriendo.
El agua de lluvia que discurre por la superficie (escorrentía) arrastra gran cantidad de materia orgánica y nutrientes debido a que no encuentra resistencia (raíces).

En un incendio de un día, se tarda un gran período de tiempo en recuperar todo el patrimonio natural quemado y más en alcanzar el mismo nivel de desarrollo que tenía antes de producirse el incendio.

Llegados a este punto, a uno le hacen plantearse si es necesario concienciar a la gente, ya desde pequeña, para que sea mucho más cuidadosa con el medio ambiente y con la naturaleza, ya que es lo que tenemos y de lo que vivimos. También uno piensa sobre el endurecimiento de las penas dirigidas a aquellas personas que lo han provocado intencionadamente.

Termino con una frase que siempre llamó mi atención:

"Hace muchos años, una ardilla podía recorrer España de Norte a Sur sin pisar el suelo."