Siempre oímos hablar de la contaminación que procede de los vehículos, de las fábricas etc... pero no sólo tiene su origen ahí, y es que una parte de todos los contaminantes que se encuentran en la atmósfera tiene su origen en fenómenos naturales.
La contaminación atmosférica es una condición de ésta en la que ciertas sustancias alcanzan concentraciones superiores a lo considerado "normal", de modo que producen riesgo, daños o molestias a las personas o ecosistemas.
Los contaminantes atmosféricos pueden ser antrópicos (generados por las actividades de las personas) o bien naturales (generados por fenómenos que ocurren en la naturaleza).
En este artículo, nos centraremos en este segundo caso. Este origen natural de los contaminantes, como el monóxido de carbono (CO), los óxidos de nitrógeno (NOx), el dióxido de azufre (SO2), los hidrocarburos (CxHy), puede deberse a bacterias, volcanes, incendios forestales, aguas estancadas...o a las tormentas.
En el caso de las tormentas, los contaminantes que se forman se consideran secundarios (al igual que ocurre con la boina de contaminación, donde reaccionan primarios para formar secundarios). Esto significa que se producen como consecuencia de las transformaciones que experimentan los contaminantes primarios (proceden directamente de la fuente emisora) en la atmósfera (mediante procesos químicos y fotoquímicos).
Durante una tormenta, se forma, debido a las descargas eléctricas, óxidos de nitrógeno (NOx). Es decir, durante las tormentas, el aire se contamina.
Las moléculas de nitrógeno (N2) que se encuentran en la atmósfera, son difícilmente oxidables. Esto significa que las moléculas están formadas por enlaces triples N-N que son difíciles de romper. Para poder romper estos enlaces, a excepción de las bacterias, se utiliza el calor. Romper los enlaces N-N se lleva a cabo bajo condiciones extremas, como las tormentas.
Las tormentas, son la mayor fuente de producción de este contaminante atmosférico. Los rayos que se producen durante éstas, debido a la diferencia de potencial entre la base de la nube y la tierra, calientan en un breve espacio de tiempo y con temperaturas de hasta 30.000ºC zonas del aire que contienen, en parte, moléculas de N2 (nitrógeno), rompiendo con gran facilidad sus enlaces y transformando, lo que en un principio era N2, en óxidos de nitrógeno.
Cuando el rayo calienta el aire ocurre esta reacción:
N2+02--->2NO (Proceso que requiere temperaturas de 1.300ºC a 3.000ºC)
Una vez que se ha obtenido el producto, vuelve a reaccionar con el oxígeno atmosférico, formando el contaminante:
2NO+O2---> 2NO2
Con este pequeño artículo, pretendo dar a conocer que no sólo somos nosotros los que contaminamos. Hay fenómenos de la naturaleza como un volcán o una simple tormenta, que también contribuyen a contaminar nuestro aire.
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Carlos Velasco